Te despediste y me abrazaste. No hubo besos.
No sé cómo fué que volví a mi casa. Ese espacio está en blanco dentro de mi mente.
Sonó mi teléfono, pero estaba algo aturdido como para contestar, así que dejé a la contestadora.
«“Estás dentro de mi alma, atormentándome. ¿Qué puedo hacer? Haré lo que quieras. Si sufres tanto como yo, por favor, dímelo.”
Sí, Angel. Sufro igual que tu.
Pensé que pasaría rápido.
Aunque al principio no lo creí posible, me pareció que era algo demasiado fuerte como para dejarlo pasar.
Intenté dejarlo pasar... Tu sabes... Sin besarte un día, así como tú lo hacías conmigo, pero no funcionó.
Creo que se va poniendo peor a cada minuto que pasa.
Te amo, Angel. Te lo digo sinceramente, y enserio es difícil.
Te necesito, y ya no aguanto. Algo pasa conmigo... Creo que soy yo la de los desórdenes emocionales.
Bien, debo colgar.
Te amo.»
Y a veces me pongo a imaginar las situaciones hipotéticas que podríamos vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario