viernes, 23 de marzo de 2012

De nombres, historias y sueños guajiros


Hubo un silencio... Pero para nada incómodo. Era lo opuesto...


Siento que le doy más importancia de la que debería, pero no puedo dejar de pensarlo. La verdad, es una historia no tan larga y algo graciosa en la que talvez algunas partes sean ciertas. 
Cualquier similitud con la realidad es casualidad.



Resultó que lo excluían del grupito. La única que le hacía caso era ella. "Qué bonito nombre", decía el. "Que bonito cabello, y qué alto es...", pensaba ella, mas sólo reía y agradecía.

Caminaban por la casa y hablaban tonterías, no tontas, sino de esas cosas que no tienen tanta importancia, pero que se disfrutan. Entre pláticas, risas y miradas se dirigían al jardín trasero. No le dieron importancia a que las demás personas se preguntaran en dónde estarían.

Una verdadera comodidad hablar entre ellos.



Nos dimos cuenta de que había varias parejas en ese jardín trasero y empezamos a sentirnos incómodos estando ahí. Decidimos seguir caminando.

Seguíamos platicando, descubriendo cosas que teníamos en común. Contándonos historias de vida y cosas por el estilo.

Comidas favoritas, videojuegos, fechas importantes... Novio.

Me contó que tenía algunos problemas con su novio, y yo no podía hacer nada mas que escuchar y decirle que él no tenía idea de lo que hacía y a quien lo hacía.

Entonces me abrazó y me dijo que se sentía extrañamente bien hablando conmigo. Le devolví el abrazo y le dije que yo sentía lo mismo.

Me agaché, haciendo un gesto sarcástico para quedar a su altura. Era divertida la diferencia de tamaños y reímos. Entonces besó mi mejilla.

Me abrazó mas fuerte y se quedó ahí, respirando en mi cuello mientras yo pensaba palabras con las cuales responder, que, finalmente, no fueron necesarias.

Se paró sobre las puntas de sus pies...

-¡Mira! ¡Soy de tu tamaño!
-Eres casi tan alta como para que te...

Entonces la besé.



Uno bonito (?)

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